Análisis de caso: “¡Juntos podemos lograrlo!” Spot de concientización social sobre el Coronavirus realizado por la Asociación Argentina de Futbol. (A.F.A)
Recuperado de: https://youtu.be/4fcMmin2jQ8
Resumen
El objetivo central de este artículo es analizar el uso de la metáfora como procedimiento argumentativo, tanto explicativo como persuasivo, y como recurso que habilita el conocimiento del mundo, en este caso desde una idiosincrasia futbolística compartida como identitaria y representativa de lo nacional.
Introducción
En el contexto actual de pandemia por Coronavirus declarada el pasado marzo de 2020 por la OMS (Organización Mundial de la Salud), la Argentina, como tantos otros países, realizó diferentes campañas publicitarias de concientización a través de diferentes organismos estatales y asociaciones no gubernamentales. El caso elegido para el análisis fue la campaña de concientización realizada por la AFA (Asociación de Futbol Argentina). La misma tuvo difusión a través de diferentes redes sociales bajo los hashtags (etiquetas) #YoMeQuedoEnCasa y #Seamosresponsables, volviéndose una de las más populares y comentadas del país.
El objetivo central de este artículo es analizar el uso de la metáfora como procedimiento argumentativo, tanto explicativo como persuasivo, y como recurso que habilita el conocimiento del mundo, en este caso desde una idiosincrasia futbolística compartida como identitaria y representativa de lo nacional.
La perspectiva desde dónde se enfoca el análisis es crítica, por lo tanto, tiene en cuenta las relaciones entre discurso, sociedad y poder, entendiendo el intercambio discursivo como espacio de interacción social:
“El análisis del discurso es el lugar privilegiado para el análisis de los intercambios sociales. Desde esta perspectiva, podemos recuperar las formas empleadas, las condiciones de producción, formular hipótesis sobre la recepción, determinar los lugares simbólicos construidos” (Raiter, 1999, pág. 13)
La metáfora, como estrategia discursiva, es uno de los procedimientos que contribuye a crear y comunicar representaciones sociales. Se entiende el concepto de “representación social” como sistema de creencias compartido y naturalizado, sin olvidar la tensión entre lo social y lo individual. Dichas representaciones siempre son ideológicas y se comunican a través de diferentes tipos de discursos y desde distintos roles sociales. (Raiter, 2002)
Por lo tanto, se analizará el despliegue metafórico, a través de todo el discurso multimodal elegido, formulando como hipótesis inicial la existencia de una metáfora proporcional, es decir por analogía, construida como: “el trabajo en equipo hace al éxito en el futbol de igual forma que la unión de los argentinos hará al éxito frente al virus”. Partiendo de esta analogía implícita que estructura todo el discurso, se analizarán diferentes procedimientos para explicar: a) el uso de la metáfora como argumentación, en este caso explicativa y persuasiva (Charaudeau, 2009; Le Guern, 1978), b) el uso de la metáfora cómo construcción y conocimiento del mundo (Lakoff, 2009) y c) el uso de la metáfora del futbol como metáfora conceptual compartida por la comunidad (Lakoff, 2009).
Marco teórico
La metáfora argumentativa.
La metáfora no es una categoría novedosa en el estudio del discurso. De hecho, se la ha estudiado desde Aristóteles hasta nuestros días desde distintos campos y perspectivas. Incluso, se podría decir que toda la teoría sobre la metáfora es, en cierta forma, una paráfrasis compleja de los conceptos aristotélicos. Lo cierto es que las definiciones del propio Aristóteles, tanto en la Poética como en la Retórica, y algunas de las sucesivas reformulaciones y ampliaciones (Le Guern, 1978; Lakoff, 2009, Eco, 1998) dan cuenta de la complejidad del concepto y, en muchos casos, admiten la dificultad de marcar límites precisos entre metáfora y metonimia, como así también la dificultad de definir y categorizar conceptos como los de símil, sinécdoque, catacresis y silepsis, para mencionar algunos.
Se intentará una aproximación a la metáfora, dejando de lado la problemática mencionada y la función ornamental que no viene al caso y que ha sido quizás la más estudiada, desde dos perspectivas diferentes, pero no excluyentes: la retórica y la cognitivista.
Desde la perspectiva retórica, y comenzando por Aristóteles, encontramos en sus obras no solo definiciones de la metáfora sino consideraciones de los beneficios de su uso. Estas referencias están presentes tanto en la Poética, dónde se indica que el uso de las metáforas es marca de talento y es frecuente en la conversación cotidiana, por lo tanto, debe ser imitado en la creación poética (Cap. XXIII, 1459a), como en la Retórica, dónde nuevamente se señala que la metáfora es parte del uso coloquial por lo cual usarla en la construcción de los discursos persuasivos aportará naturalidad (libro III, 1404b). Esto no es un dato menor ya que desde la perspectiva retórica y desde sus comienzos se constata la importancia del uso metafórico más allá del mero ornamento, existe una finalidad que es, en principio, el efecto de verosimilitud.
Con respecto a las definiciones de Aristóteles sobre metáfora, han sido estudiadas y comentadas hasta el cansancio las cuatro formas de la metáfora (desplazamientos de género a especie, de especie a género, de especie a especie o por analogía) que propone en la Poética y en la Retórica, textos que presentan las ideas base de sustitución y de semejanza.
Desde una perspectiva retórica ornamental, la metáfora se ha estudiado como un artificio, como diría Shklovski (1916), para lograr el extrañamiento tan preciado por la creación literaria. Sin embargo, desde una perspectiva retórica argumentativa, se entiende que percibir las semejanzas para construir metáforas es tener capacidad de observar, comprender y clasificar el mundo. Así lo entendió el mismo Aristóteles en su Retórica, dónde estudia la metáfora como estrategia de persuasión. En el libro tercero (Aristóteles, III, 2) queda indicado claramente que lo habitual en la conversación es el uso de metáforas, y dado que el discurso retórico opera en el plano de lo dóxico y de lo verosímil el orador debe hacer uso de ellas, ya que su talento para crear metáforas, es decir, para establecer semejanzas, captará la atención del auditorio y logrará persuadirlo. En el mismo libro, unas líneas más adelante (Aristóteles, III, 10) Aristóteles agrega que las metáforas además dejan un aprendizaje sobre aquello de lo que tratan a través del ingenio y de la palabra nueva. Por lo tanto, como bien advierte Di Stefano (2006), Aristóteles señala un doble efecto de la metáfora: el de la naturalidad o verosimilitud, y el del asombro ante el ingenio, acompañado generalmente de un aprendizaje.
Por último, en el libro tercero también (Aristóteles, III, 10), el filósofo insiste con mostrar la metáfora como vía de aprendizaje y recomienda para esto que no sea ni banal ni oscura. De estas breves consideraciones se puede concluir que Aristóteles presenta la metáfora como una estrategia central para la persuasión al mismo tiempo que para el conocimiento del mundo.
Los estudios sobre retórica argumentativa se retoman con ímpetu durante la segunda mitad del siglo XX con la corriente de la Neorretórica a partir del “Tratado de Argumentación” de Perelman y Olbretchs-Tyteca (1989 [1958]) y del trabajo de Le Guern (1978) “Metáfora y Metonimia” entre otros.
El estudio de la metáfora cobra entonces un nuevo sentido con trabajos como el de Le Guern (1978), en dónde se encuentra un análisis exhaustivo y detallado de la metonimia, la sinécdoque, la analogía, la catacresis y la silepsis. La metáfora es tratada como fenómeno central de la argumentación persuasiva debido a su alto potencial connotativo y a que tiene la capacidad de evocar imágenes que ejercen impacto en las emociones o afectos más que en el pensamiento lógico. La metáfora, según explica Le Guern (1978), cancela o suspende ciertos significados para concentrar su fuerza en los que deja habilitados, que suelen ser de carácter axiológico (valorativos o evaluativos), y esto hace que su efectividad persuasiva sea superior a los usos literales.
“La interpretación de la metáfora es posible gracias únicamente a la exclusión del sentido propio, cuya incompatibilidad con el contexto orienta al lector o al oyente hacia el proceso particular de la abstracción metafórica: la incompatibilidad semántica juega el papel de una señal que invita al destinatario a seleccionar entre los elementos de significación constitutivos del lexema a aquellos que no son incompatibles con el contexto” (Le Guern, 1978, pág. 19)
Para Le Guern (1978), hay tres grandes grupos de metáforas: las informativas, las poéticas y las argumentativas. Estas últimas tienen como objetivo persuadir y según el autor lo hacen sobre todo a través del encadenamiento de metáforas que se asocian.
“Las metáforas más apropiadas para persuadir, las que provocan con mayor seguridad la reacción afectiva buscada, son las metáforas dinámicas, es decir, las marcadas por un movimiento que las hace transformarse. En lugar de cristalizar en alegoría y en símbolo, en virtud de correspondencias captadas por el intelecto y destinadas a suscitar una apreciación de orden estético, la imagen dinámica lleva, debido al movimiento que ella misma genera, a otra imagen, a un encadenamiento de imágenes.” (Le Guern, 1978, pág. 85)
Para Perelman (1997) la metáfora es una “analogía condensada”, porque de la analogía parten todas las metáforas argumentativas posibles por derivación, simplemente anulando unas proposiciones y dejando activas otras. Admite ciertas metáforas específicas como las ornamentales, pero centra su atención en el procedimiento base de la analogía. La metáfora muchas veces se lexicaliza o fosiliza, este desgaste por repetición hace que el procedimiento metafórico pierda fuerza argumentativa. En cambio, le resulta interesante el proceso de catacresis, porque la naturalización de estas expresiones, que las plantea como de base analógica, favorece la eficacia de la argumentación. Evidentemente le da un papel preponderante a la analogía, y explica que en la argumentación ésta se utiliza generalmente para aclarar un tema, explicando una relación compleja a través de otra más familiar para el auditorio. Otra característica que le asigna a una analogía para ser efectiva es la de la “prolongación”, si la analogía puede desplegarse y desarrollarse será más sólida y productiva para la argumentación. Asimismo, señala que una analogía siempre selecciona o activa en su estructuración algunos aspectos y descarta u oculta otros.
Desde la perspectiva cognitivista uno de los trabajos fundamentales sobre metáfora ha sido el de Lakoff y Johnson (2009[1980]). El aporte central de la perspectiva cognitivista fue pensar la metáfora como parte constitutiva del sistema conceptual, es decir, la forma en la cual pensamos el mundo a partir de la evidencia del uso metafórico en nuestra vida cotidiana. Esta teoría enlaza con la propuesta sobre las Representaciones Sociales que surgió desde la psicología social y que luego se comenzó a trabajar dentro del ámbito de las Ciencias Sociales. Para que exista la comunicación en una comunidad es necesario compartir creencias y visiones de mundo, es decir compartir algunas representaciones sociales del mundo (Raiter, 2002) y si como indican Lakoff y Johnson (2009) los pensamientos son en gran medida de base metafórica, esas representaciones sociales se conforman y se comunican relacionadas con el procedimiento metafórico.
“Hemos visto que la metáfora impregna nuestro sistema conceptual normal. Hay tantos conceptos, importantes para nosotros, que son abstractos o no están claramente delineados en nuestra experiencia (las emociones, ideas, el tiempo, etc.), que es necesario que los captemos por medio de otros conceptos que entendemos con mayor claridad (orientaciones espaciales, ob¡etos, etc.). Esta necesidad conduce a la definición metafórica en nuestro sistema conceptual.” (Lakoff y Johnson, 2009, pág. 156)
Para resumir algunos de los aportes más significativos de este enfoque, se puede mencionar en primer lugar la crítica del cognitivismo a la idea de sustitución. También Eco (1998) advierte que la metáfora no sustituye ningún elemento por otro, sino que en verdad añade conocimiento. Lo que plantean Lakoff y Johnson (2009) es reemplazar la idea de sustitución por la de superposición de dominios. Estos dominios que se proyectan uno sobre otro, se conectan a través de semejanzas de ciertos aspectos. El dominio fuente será el dominio más familiar y desde dónde se extrae la metáfora, el dominio meta es aquello que se quiere representar a través de la metáfora. Por descontado que estas proyecciones de un dominio a otro siempre son parciales, caso contrario se verificaría una coincidencia absoluta de dominios convirtiéndolos en idénticos y se destruiría la metáfora.
Otro de los conceptos relevantes que presenta esta teoría es el conocimiento del mundo a través de la metáfora. Los elementos más complejos y abstractos la mente los vuelve concretos a través del procedimiento metafórico para una mejor comprensión del fenómeno. Lakoff y Johnson (2009) muestran, para ilustrar esta idea, una larga lista de ejemplos con metáforas sobre el tiempo, la felicidad, lo bueno etc…, que dan cuenta de este procedimiento. Por lo tanto, el proceso metafórico no solo nos permite conocer el mundo o intentar explicarlo, sino que también nos permite estructurarlo de una manera particular.
Por último, la propuesta de “metáfora conceptual”, como metáfora base de carácter cognitivo y todas las posibles manifestaciones verbales de esa idea a través de la conformación de diferentes metáforas, es una idea fundamental. La metáfora conceptual es sistemática y goza de cierta estabilidad dentro de una comunidad porque es parte de las representaciones sociales compartidas por esa comunidad. Esto implica que una misma “metáfora conceptual”, que generalmente se plantea como un axioma del tipo: “el tiempo es dinero”, puede ser expresada de diversas formas que podrán variar según la época, la cultura, el sociolecto, el cronolecto, etc…
Los diferentes enfoques presentados muestran algunas coincidencias generales de importancia: la idea de semejanza (base analógica) en la construcción de las metáforas, su función explicativa del mundo y su fuerza persuasiva. A partir de este breve recorrido a través de las diferentes perspectivas del estudio de la metáfora como procedimiento cognitivo y argumentativo se analizará el caso elegido.
Metodología
El método de análisis del spot seleccionado que se utiliza en este trabajo es de tipo cualitativo desde la perspectiva del Análisis Crítico del Discurso -ACD- (Van Dijk, 1999, 2016). Desde esta postura inter y multidisciplinaria se utilizan en el análisis categorías y concepto específicos de:
– la Teoría de la Enunciación (Kerbrat Orecchioni, 1997)
– la Nueva Retórica (Perelman, 1989, 1997; Le Guern, 1978; Charaudeau, 2009; 2020; Angenot, 2010)
– la Semiótica (Eco, 1993, 1998)
– el Cognitivismo (Lakoff, 2009)
Esta perspectiva de análisis (ACD) piensa el discurso como heterogéneo, intencionado e ideológico, persiguiendo como uno de los objetivos centrales el descubrimiento de las huellas ideológicas inscriptas en las estructuras profundas de los discursos.
Análisis
Siguiendo a Bourdieu (2001), el discurso que se analiza posee autoridad porque el enunciador, en este caso la AFA, goza de un reconocimiento social que le confiere la autoridad necesaria para legitimar su mensaje. Este reconocimiento social le permite al enunciador no solo hablar de futbol, sino que también lo habilita para constituirse como enunciador desde un Ethos de sabiduría, habilitado para aconsejar y guiar. Sin embargo, en este caso también el tema elegido (futbol) como dominio fuente (Lakoff, 2009) legitima el mensaje debido a su aceptabilidad universal y a su particular importancia en la sociedad argentina como representación social que define la argentinidad. La voz que enuncia recurre por momentos al nosotros inclusivo que involucra a “los argentinos”, apelando así a un sentimiento nacional a través del colectivo de pertenencia, propio de la competencia futbolística para enfrentar al “rival”.
Antes de comenzar con el análisis del discurso central, es interesante reparar en los hashtags y en el título mencionados en la introducción. Estas instancias paratextuales (Genette, 1989) se relacionan con el texto central de forma ideológica. Tal como indica Angenot (2010), los “ideologemas” son ideologías inscriptas en la estructura profunda de los textos que pueden ser identificadas en la superficie, en este caso tanto el #YoMeQuedoEnCasa como #Seamosresponsables son intertextualidades por cita que permiten al enunciatario, a través de su conocimiento de mundo y de sus competencias ideológicas y culturales, establecer las relaciones necesarias para inferir el tema del video sin que éste se encuentre explicitado, además de constatar la adhesión ideológica del enunciador a los lemas circulantes con motivo de la pandemia. Lemas que han tenido, por cierto, su contra discurso como en el caso de #YoNoPuedoQuedarmeEnCasa.
Con respecto al título: “¡Juntos podemos lograrlo!”, se establece a través de un enunciado exclamativo asertivo el tema de la unión como propuesta, que será eje fundamental de la estructuración del discurso. En ninguna parte del discurso verbal se hará referencia explícita al virus, la pandemia o sus efectos, estos temas estarán solo mencionados a través de las imágenes del video. Esto hace pensar sobre la relación entre texto verbal e imagen que propone el discurso. En primera instancia, siguiendo a Barthes (1986) se podría decir que el texto verbal funciona claramente como anclaje del texto visual, ya que sin lo verbal las imágenes quedarían “flotando” y disponibles para una interpretación absolutamente abierta y polisémica, e incluso con falta de cohesión y coherencia entre algunas secuencias, que pasan en forma abrupta de imágenes que se relacionan directamente con la situación de pandemia (hospitales, lavarse las manos, policías en las calles etc…) a imágenes del futbol. Este pasaje, sin lo verbal, carecería de coherencia discursiva.
Sin embargo, al mismo tiempo las imágenes complementan necesariamente lo verbal (función de relevo según Barthes), que al utilizar una selección léxica exclusiva del ámbito del futbol no funciona sin las imágenes, ya que no habilitaría la interpretación de la analogía implícita y se convertiría, salvo en algún segmento excepcional (el segmento sobre extrañar a los otros), en un texto apologético del trabajo en equipo dentro del ámbito futbolístico. Por lo tanto, en este caso, la relación texto verbal- texto visual se podría definir como una relación de interdependencia.
El discurso está musicalizado con una melodía de acordes rápidos que connotan movilidad y desafío e impele a una actitud de participación y movilización, acompañando la evolución textual verbal e icónica, ya que esta melodía cambia por acordes más lentos y melancólicos, por ejemplo, en el momento de citación de la situación en Italia y España.
Las imágenes que se suceden en el video se pueden dividir en dos ejes semánticos: uno que representa y desarrolla el ámbito del futbol (imágenes de futbolistas famosos, segmentos de partidos, momentos de entrega de premios etc…) y el otro que es más amplio y que se podría clasificar como la ciudadanía argentina (primeros planos de ciudadanos y ciudadanas de diferentes regiones, representación de diferentes clases sociales, imágenes de diferentes segmentos etarios, aparecen médicos, policías y trabajadores de la limpieza, etc…). Las secuencias de las imágenes se presentan intercaladas y aparecen según el orden narrativo. Son imágenes y fragmentos de videos que complementan el texto verbal y le aportan emotividad porque permiten la identificación y la empatía con la idea del “ciudadano común” y connotan también, a través de espacios y paisajes emblemáticos, la idea de pertenencia y de nación.
Para mencionar un ejemplo contundente sobre las diversas emociones que provocan las imágenes del video, en un momento, a través de la cita, se introducen imágenes actuales que describen escenas de los balcones en Italia y otras antiguas de los arribos de inmigrantes al puerto de Buenos Aires. Tal como indica Lonchuk (2010), la densidad semiótica de una imagen no se aloja en el objeto ni en el sujeto, sino que es una categoría relacional y serán entonces sus posibles argumentos interpretantes el resultado de la relación entre la enciclopedia del intérprete y la capacidad representativa de la imagen. En estos dos casos mencionados se aventura la concreción de interpretantes complejos y ampliamente desarrollados frente a imágenes de composición simple, pero que generan interpretantes afectivos muy fuertes y universales dentro del auditorio ya que las menciones a Italia y España, en el contexto argentino, van siempre acompañadas de un sentimiento de ancestralidad y familiaridad.
La estructura narrativa básica, en forma muy resumida, es la siguiente: luego de la apertura desde una frase axiomática: “nadie sale campeón solo”, que implícitamente convoca al trabajo en equipo, el primer segmento apela a la memoria colectiva del trabajo en equipo a través de ejemplos e ilustraciones que evocan las virtudes del concepto “equipo” en el futbol y se plantea la analogía de base (Pelerman, 1989) entre futbol y situación social actual en contexto de pandemia (“Kempes lo tenía a Filliol y Argentina te tiene a vos”). Luego de la involucración del destinatario viene la propuesta del desafío a través de la hipérbole (“el partido más difícil de la historia”) y la vindicación (“esto no queda acá”) luego, en un tercer momento, que se enuncia a través de actos de habla directivos, se incita a la acción a través de una secuencia de metáforas que podrían clasificarse como silepsis (Le Guern,1978) ya que la directiva enunciada tiene un doble sentido, se entiende como sentido figurado y como sentido literal: es válida en el campo semántico del futbol como literal y en el de la vida ciudadana como sentido figurado o en ocasiones a la inversa (“Ventilá siempre que puedas”: se refiere a los ambientes en forma literal y en forma figurada ventilar la cancha significa que los jugadores se abran y no se amontonen).
El cierre se organiza a través de la movilización absoluta del pathos, apelando a la exclusividad argentina con respecto a un valor: “el encuentro”, valor por cierto que se presenta como una intertextualidad ya que fue trabajado con asombroso éxito por la marca de cerveza Qulimes con su famoso slogan “el sabor del encuentro” creado en los años 80 por el escritor y publicitario argentino Rodolfo Fogwill y sigue vigente hasta la actualidad. Este valor del encuentro vencerá a la pandemia si trabajamos en equipo. Esta idea de dotar al destinatario de un valor único y diferenciador, pero al mismo tiempo aglutinador a nivel comunidad, le otorga un incentivo y un pretexto por el cual involucrarse en la tarea para la que está siendo convocado.
El discurso se estructura y se despliega sobre la base de una analogía que se puede plantear en los siguientes términos: “el trabajo en equipo hace al éxito en el futbol, de igual forma que la unión de los argentinos hará al éxito frente al virus”. Esta estructura que subyace en forma implícita se irá desarrollando a través de diferentes metáforas dinámicas (Le Guern, 1978) argumentativas y explicativas. Se puede verificar entonces el “Principio de Invariancia” que propone Lakoff (2009): que consiste en interpretar el hecho nuevo sobre el hecho ya conocido.
La metáfora es utilizada en el caso que se analiza como procedimiento argumentativo de explicación y de persuasión. Para Charaudeau (2009) la argumentación es una forma de organización del discurso que involucra lo explicativo, lo demostrativo y lo persuasivo:
“Hace ya bastante tiempo definí la argumentación como un modo de organización del discurso (Charaudeau 1992), es decir, como una actitud mental que consiste en describir el porqué y el cómo de los fenómenos del mundo, y que se acompaña, por consiguiente, de cierto número de limitaciones discursivas en lo que concierne al ordenamiento de las operaciones lingüísticas.” (Charaudeau, 2009, pág. 279)
Una de esas operaciones lingüísticas es la metáfora argumentativa que permite estructurar el conocimiento de un hecho nuevo. Para persuadir a través de la metáfora una de las condiciones necesarias es la simplicidad de decodificación y el nivel afectivo o emocional que involucra. Según Pelerman (1997) el objetivo de la argumentación es acrecentar la adhesión del auditorio e incitar a la acción. En el caso del discurso que se analiza, el futbol y la mística que lo rodea a través de representaciones sociales compartidas, lo configuran como dominio fuente altamente eficaz.
Asimismo, el tema configura un destinatario amplio y construye un auditorio universal (Perelman y Olbretchs-Tyteca, 1989), todos en la Argentina parecen entender e involucrarse afectivamente con el mundo del futbol. Si queda alguna duda, el cierre del video presenta el despliegue de la sigla AFA como “Amantes del Futbol Argentino” en vez del real que es: “Asociación del Futbol Argentino”.
La metáfora tiene una existencia cultural e histórica, es en parte convencional, por tal motivo la metáfora creada en base al futbol funciona eficazmente porque es compartida por un amplio segmento de la sociedad. Configura entonces lo que Lakoff (2009) define como “metáfora conceptual”. El enunciador comienza el discurso con un axioma: “nadie sale campeón solo” este enunciado asertivo no se pone en discusión y será la base de todo el despliegue metafórico subsiguiente. Utiliza también la ejemplificación y la ilustración (Pelerman, 1989, 1997) como estrategias de persuasión (escenas de figuras y mundiales emblemáticos: Maradona, Kempes, Filiol). Estas escenas apelan a la memoria cultural (Lotman, 1996), la dicotomía memoria-olvido se pone en juego en la metáfora, ya que este procedimiento selecciona aspectos que se activan y otros que pasan al olvido o al ocultamiento.
Uno de los despliegues metafóricos más significativos que apela a lo afectivo-emocional es el momento del “desafío”, la metáfora hiperbólica que se instaura con el enunciado “Hoy tenemos el partido más difícil de nuestra historia” propone un desafío único que interpela al auditorio y lo explica a través de lo emocional: “los argentinos hasta hoy no sabíamos lo que significaba extrañar”. Este momento abre en el discurso una instancia emocional profunda reforzada con imágenes de amigos, familiares y parejas, el virus ataca nuestros valores más preciados: los afectos. Nuevamente se recurre a la ilustración: los casos de Italia y España con el doble sentido de “potencias futbolísticas” y “potencias mundiales” que se han quebrado. Y se inicia nuevamente la épica, ya no la del desafío sino de la “revancha” o vindicación: “esto no queda acá”. Nuevamente las imágenes activan la memoria cultural (Lotman, 1996) de la inmigración y todas las connotaciones que se despliegan a partir de esta idea en la Argentina. Con estos ejemplos citados ya se puede plantear el vínculo entre metáfora argumentativa-persuasiva y acción. La metáfora no solo moviliza afectivamente, sino que impele a la acción efectiva, convoca a la movilización.
Cuando hablamos de metáfora explicativa, pensamos en procedimientos metafóricos que parten de un axioma y explican a través de encadenamientos de metáforas un fenómeno que se ha planteado como verdadero, es decir que no necesita demostración (Charaudeau, 2009). A partir de esta idea se despliegan metáforas en este discurso que explican el proceder que debe cumplimentarse (lavado de manos: La mano de Maradona y la importancia del lavado de manos; seguir las indicaciones de los “capitanes” = “gobernantes” que se pusieron de acuerdo en las directivas; no salir a “cualquier lado” = “quedar en off-side” y así perjudicar al “equipo” etc…) La explicación a través de la metáfora es recibida de otra forma: el auditorio la comprende analógicamente de forma clara y la adopta, no como una imposición, sino casi como algo natural.
El uso de la metáfora cómo construcción y conocimiento del mundo, siguiendo a Lakoff (2009), se puede pensar desde la necesidad de explicar situaciones complejas (Pandemia- Virus) a través de concretizaciones simples (futbol). En este mismo sentido plantea la analogía Pelerman (1997) cuando menciona su “despliegue”, que cuanto mayor sea tendrá mayor capacidad persuasiva.
El evento extraño, desmesurado o incomprensible se intenta aprender y aprehender a través del procedimiento metafórico. De esta forma, en el discurso que se analiza se equipara la conducta pertinente frente a la pandemia con las acciones pertinentes y exitosas en el futbol. Interesante es pensar también el criterio de selección que opera. Hay que recordar que Lakoff (2009), Pelerman (1997) y Le Guern (1978), concuerdan en la idea de que la metáfora selecciona aspectos que habilita y esconde o ignora otros que quedan ocultos. En este caso, los aspectos que se destacan del dominio fuente son los positivos en el momento de evocación: el trabajo en equipo del futbol, los hitos históricos del futbol argentino etc. y los negativos en el momento de las directivas, que se organizan con enunciados prescriptivos: “no hacer esto” en el futbol, estableciendo en cada situación alguna semejanza con alguna actitud homóloga frente a la pandemia.
El uso de la metáfora del futbol como metáfora conceptual compartida por la comunidad (Lakoff, 2009) es un fenómeno local interesante. En la Argentina muchas cosas se explican con futbol. Hay metáforas cotidianas recurrentes que entablan relaciones de semejanza entre la vida y el futbol: “quedar en off-side” es quedar en evidencia frente a una situación o frente a una persona, “le faltan jugadores” remite a que esa persona no está del todo sana mentalmente, “embarrar la cancha” se utiliza para indicar que alguien está “está jugando sucio”, otra metáfora que a la vez indica que no está siendo honesto, y la lista podría continuar y sería extensa. El futbol es un dominio fuente por excelencia del cual emergen metáforas fértiles y apropiadas para todo tipo de argumentación en la vida cotidiana. El discurso analizado es un ejemplo cabal de la necesidad y a la vez de la operatividad de la metáfora para explicar el mundo o, al menos, una situación conflictiva y particular de éste a un auditorio universal y heterogéneo que comparte ciertas representaciones sociales pero que al mismo tiempo presenta diferentes niveles de enciclopedia (Eco, 1993).
Conclusión
No se puede decirlo todo, ni decirlo de una vez, si esto fuese posible luego habría un silencio absoluto y eterno. La paráfrasis es una evidencia de la necesidad de repetir lo dicho, quizás para decirlo cada vez mejor. Desde esta perspectiva, la metáfora se constituye como una estrategia más para ese intento permanente de pensar el mundo, comunicarlo y comunicarnos.
En el caso analizado se puso en evidencia la organización de un discurso completamente estructurado a través de una metáfora y su despliegue a través de metáforas dinámicas. También se pudo constatar que las metáforas seleccionan determinados aspectos que habilitan y otros que convenientemente ocultan según la intencionalidad del discurso.
En este caso, frente a la necesidad de crear conciencia, la metáfora activa los aspectos positivos del futbol y menciona solo algunos de los negativos como ejemplo de aquello que no hay que hacer. Pasan al olvido otros tantos aspectos del futbol (asesinatos, violencia, corrupción) que no aportarían en nada al mensaje de concientización y desvalorizarían el efecto emocional positivo con el deporte. De este modo se evidencia la vinculación ideológica entre las metáforas cotidianas y las representaciones sociales compartidas en una comunidad determinada.
Asimismo, la metáfora cumple en forma eficaz con la función persuasiva y explicativa tanto desde el discurso verbal como desde el icónico. La productividad y la operatividad explicativa de la metáfora para concretizar fenómenos abstractos o para simplificar fenómenos complejos permite entender la vigencia y la inmortalidad del procedimiento.
Por último, las representaciones sociales que devienen individuales, entre otras vías, a través de las redes sociales y de los medios de comunicación se enuncian y se reproducen utilizando, entre muchas otras, la estrategia de la metáfora. Si como afirma Lakoff (2009), estructuramos nuestros pensamientos en gran parte a través de metáforas, la relación entre representaciones sociales y metáforas es un campo interesante de estudio tanto desde la perspectiva cognitivista como desde la semiótico-enunciativa.
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